
A propósito de las balanzas fiscales venia un interesante artículo de Josep Ramoneda en El País del día 16/07, donde desarrollaba la idea de las balanzas fiscales. Con la publicacion de dichas balanzas salio a la luz lo que todo el mundo sabía, que hay comunidades que pagan más y otras menos, fundamentado en el estado democrático nacido de la restauración y los estatutos de autonomía.
A priori me parece algo obvio, es el mismo sistema que se establece en países, incluso más descentralizados, que España, caso de Alemania, donde la parte que fue
la República Federal Alemana trasvasa a la parte oriental un porcentaje cada año para amortiguar el gran déficit existente entre ambas partes.
Lo que si sorprendió, tras conocerse las balanzas, fue el porcentaje total de déficit acumulado con algunas regiones, principalmente las más ricas, Baleares, Catalunya, Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid... hemos de admitir que un porcentaje es sano y justo para el desarrollo igualitario de otras partes del país, posiblemente habría que discutir si cifras entre un 8 y 9% no son ya excesivas.
Los impuestos no pertenecen a los territorios, ni siquiera a los políticos, sino alas personas que los pagan, y no sería justo que ellos mismo decidan donde deben ir a parar.
En tiempos donde la solidaridad, el 0,7%,cancelación de deudas, el altruismo, etc es algo socialmente/políticamente aceptado y cuando todas las empresas se jactan de sus departamentos de responsabilidad social corporativa, y las empresas parecen ong´s, que se polemice sobre estos aspectos parece un atraso, la publicacion de dichas balanzas, tan solicitadas como esperadas, ha sido la excusa perfecta para que los partidos nacionalista pongan el grito en el cielo y le den base a todas sus quejas, por otra parte ya sabidas, y descubrir que lo único que les interesa es la tribulación de los impuestos,no tanto la lengua y/o cultura.
Y que políticos de un partido de izquierdas , y en teoría preocupado por el medio ambiente, use las balanzas fiscales para mofarse de toda una comunidad es otro despropósito de los políticos, que una vez más demuestran que no están a la altura de quienes los eligen.
Como extremeño que vive y tributa en Barcelona siento vergüenza por estos comentarios que vienen tanto de uno como de otro lado.