domingo, 14 de septiembre de 2008

"Miluji tê slunečno"



"Amanecio esa mañana un tanto grisacea, normal en esta época del año, que presagiaba aguarnos la sorpresa, todo estaba preparado para su llegada, todo sincronizado, nos encontrariamos junto al puente veccio en el rio Adige a las 11, puntualidad suiza, el nos haría una señal desde la otra orilla. Por supuesto, Leos y yo llegamos tarde, pero el supo entretenerla para que llegaramos a tiempo, al llegar al punto de encuentro nos dimos cuenta de otro percance, eramos sólo dos y la pancarta era bastante larga, corria peligro de romperse, decidimos pedir ayuda a un tipo ebrio que pululaba por alla y que se gastaba sus ultimos centimos en vino de Udine.
Una vez situados sobre el puente, mientras ella se entretenia mirando el ponte veccio, el nos hizo señales para que desplegaramos la pancarta, donde se podía leer algo como "Miluji tê slunečno"...ni idea, pero ella cayo rendida en sus brazos y el debido a su miopía no pudo leer su cartel, no hizo falta".
Nunca un erasmus dio para tanto, con 22 años, la primera vez que pasaba una larga temporada fuera del país, ni idea de italiano, ni de la ciudad; Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, la ultraconservadora ciudad del Veneto, piazza delle erbe, dei signoria, L´Arena, santa Anastasia, sottarriva 23, la residencia Millenium, porta Vescovo, bar campus... seis meses a todo trapo. Sin ser una ciudad con muchos entretenimientos, se compenso con la coincidencia de un grupo de gente muy heterogenea que acabo unida hasta el día de hoy, amigos de estos que sabes que son para toda la vida,(Tony, Leos, Mihal, Miguel, Alonso, Carla, Esther, Amador, Niki, Juan.. ) de todos ellos, con quien compartí mas momentos y cervezas, fue con quien, a priori, menos tenía en común, mi compañero de piso, Jiri, de nombre impronunciable, procedente de Karlovy Vary, ciudad cinéfila en la Bohemia.
Después de acabar el erasmus , no paso verano en que no nos viéramos, lo lleve a Salamanca, Freiburg, Berlín, Zafra, donde casí muere de insolacion, recorrimos, junto a su próxima mujer, su país en furgoneta, conocí su bonita casa, su acogedora familia, me hice checo, y el español de adopción, silencioso, taciturno, para el "el con quién" siempre fué más importante que "el dónde".
Continuamos una amistad de lo más rara; un checo y un español que se expresan en un mal italiano.
El proximo viernes se casa y alla rememoraremos viejos y nuevos momentos, que vaya bien compadre.

1 comentario:

Esther* dijo...

Ayyy! pero que bonito Ulises, cuántos buenos momentos se leen en estas líneas. Que suerte tener amigos así!

Muuuuuak*
pasate por la uni cacho petardo que hace que no te veoooo...